Inspirado en el cuento "Instrucciones para Subir una Escalera"
de Julio Cortázar.
Es difícil percatarte el momento en que llega. Arriba sin previo aviso atándote de manos y pies. Te abandona a la deriva frente a ella con todo y tus demás sentimientos a flor de piel. Te recorre de pies a cabeza dejándote una sensación de escalofrío casi similar a la del miedo. Este excluyente sentimiento culmina su recorrido en tu pequeño y hambriento estómago, el cual se alimenta de pequeñas y traviesas mariposas que con sus singulares alas te provocan sensaciones de acidez. Siempre suele ser contraproducente no haber leído primero el instructivo o no haber tenido una experiencia previa. El sonrojo, la temblorina y el tartamudeo en el primer encuentro son normales y dignos de cualquier hombre no instruido en las minuciosas y especifícas clases de actuación, las cuales solo son impartidas inmoralmente a las personas del sexo opuesto; estas saben como esconder cualquiera de estos involuntarios comportamientos. El lugar en turno lo toma la más bella o la más inteligente. Si la seductora se caracteriza por ambas cualidades y es capaz de provocar lo antes mencionado es seguro que se apodere de usted.
Los corazones se rompen de tajo, se percatará fácil de ello. A pesar de que ellas cuentan desde el nacimiento con un sexto sentido de intuición, usted debe notarse natural, seguro de su decisión, porque debería saber que una vez roto un corazón es imposible que este vuelva a pertenecerle. Su postura debe ser de todo un rompe corazones sin importar que sea su primera vez, siempre mirando fijamente a los ojos y si estos derrochan, por parte de ella algún tipo de fluido parecido a la lluvia perteneciente al verano usted por ningún motivo tenga contacto directo, mucho menos abra sus brazos en calidad de lástima, muéstrese tal y como suele ser el invierno y olvide cada momento memorable pasado junto a ella. Una vez realizada esta postura y sea cual sea el verdadero motivo, usted tendrá que recurrir estrictamente a la mentira; dejando en claro que no es ella si no usted el del problema. Llámela por su nombre, deje a un lado el seudónimo cariñoso que algún día le adjudico, se dará cuenta por si sola que ya no está interesado más en ella. Pídale que busque a otro, porque seguramente tiene gente dispuesta a sentir lo que en un principio usted sintió. Y una vez hecho tan bárbaro e inmoral acto, signo de machismo, vivirá una etapa en que ella lo buscará desesperadamente, deberá actuar cordial y libre de pecado. (Esta etapa suele ser en algunos casos un poco difícil, va a depender del grado de locura y obsesión que tenga ella hacia la persona que le rompió el corazón. Si recibe amenazas referentes a que si usted no regresa a su lado ella optará por el suicidio, guarde la calma y no entre en pánico, ella por ningún motivo se quitará la vida. Usted no es tan valioso.)
Al haber cesado las llamadas y al haberse producido el encuentro cara a cara, donde no hubo palabra ni mirada alguna, habrá de darse cuenta que esa persona que algún día significo algo, ahora tiene el corazón roto. Llegado de esta forma a la última parte del instructivo le advierto que el haber leído esto no lo hace inmune a un quebrantamiento inolvidable de corazón.
Los corazones se rompen de tajo, se percatará fácil de ello. A pesar de que ellas cuentan desde el nacimiento con un sexto sentido de intuición, usted debe notarse natural, seguro de su decisión, porque debería saber que una vez roto un corazón es imposible que este vuelva a pertenecerle. Su postura debe ser de todo un rompe corazones sin importar que sea su primera vez, siempre mirando fijamente a los ojos y si estos derrochan, por parte de ella algún tipo de fluido parecido a la lluvia perteneciente al verano usted por ningún motivo tenga contacto directo, mucho menos abra sus brazos en calidad de lástima, muéstrese tal y como suele ser el invierno y olvide cada momento memorable pasado junto a ella. Una vez realizada esta postura y sea cual sea el verdadero motivo, usted tendrá que recurrir estrictamente a la mentira; dejando en claro que no es ella si no usted el del problema. Llámela por su nombre, deje a un lado el seudónimo cariñoso que algún día le adjudico, se dará cuenta por si sola que ya no está interesado más en ella. Pídale que busque a otro, porque seguramente tiene gente dispuesta a sentir lo que en un principio usted sintió. Y una vez hecho tan bárbaro e inmoral acto, signo de machismo, vivirá una etapa en que ella lo buscará desesperadamente, deberá actuar cordial y libre de pecado. (Esta etapa suele ser en algunos casos un poco difícil, va a depender del grado de locura y obsesión que tenga ella hacia la persona que le rompió el corazón. Si recibe amenazas referentes a que si usted no regresa a su lado ella optará por el suicidio, guarde la calma y no entre en pánico, ella por ningún motivo se quitará la vida. Usted no es tan valioso.)
Al haber cesado las llamadas y al haberse producido el encuentro cara a cara, donde no hubo palabra ni mirada alguna, habrá de darse cuenta que esa persona que algún día significo algo, ahora tiene el corazón roto. Llegado de esta forma a la última parte del instructivo le advierto que el haber leído esto no lo hace inmune a un quebrantamiento inolvidable de corazón.
